La última práctica tenía dos partes, una en la que había que autoevaluar al profesor y a nosotros mismos mediante una rúbrica de autoevaluación y en la otra teníamos que crear nuestra propia rúbrica de autoevaluación.
Las rúbricas se estructuran de la siguiente manera:
En la columna de la izquierda se situan los criterios a evaluar y en la fila superior se encuentran los distintos niveles de desempeño.
La rúbrica evaluativa dirigida al profesor estaba formada por afirmaciones relacionadas con el temario que presenta, cómo lo presenta, si se adecua con las prácticas...
La otra rúbrica dirigida a evaluarnos nosotros mismos, tenía preguntas relacionadas con la asistencia a clase, la actitud, las metodológias que utilizamos para trabajar y estudiar, los materiales que consultamos...
En cuanto a nuestra propia rúbrica de evaluación, nuestro grupo la dirigimos a los alumnos, y trataba sobre la convivencia en el centro y las aulas.
Mediante esta rúbrica, se pretende valorar la labor del profesorado en el aula a la hora de prevenir y resolver conflictos. Además, se pretende analizar también el grado de satisfacción de los alumnos con el ambiente que haya en clase.
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